Consiste de un tablero que suele ser normalmente de entre dos y cuatro metros de largo, y potenciado por una vela que aprovecha el viento para hacer que nos desplacemos. La vela está conectada a un mástil que a su vez está unido al tablero por una junta móvil. El tamaño de la vela puede variar a menos de 3 metros cuadrados a más de doce, dependiendo de las condiciones, las habilidades del que está practicando windsurf y tipo de modalidad que se esté haciendo. Este deporte ha luchado mucho para hacerse un lugar entre otros deportes más populares en un principio, y en sus comienzos, se le pusieron varios nombres, hasta que finalmente el nombre aceptado por todos fue el de windsurf o windsurfing, aunque los que lo practican se les sigue llamando “navegantes” o “cabezas de tabla” y no surfistas. Esto es porque realmente el windsurf viene de la cultura del surf, pero también se basa en ciertas reglas de la navegación.
Unas lecciones iniciales en una academia o escuela especializada es muy conveniente, una vez que se tenga un poco de soltura, la diversión está garantizada. Una de las ventajas es que los accidentes en este deporte suelen causar muchas menos lesiones que en otros deportes que se realizan en superficies más duras. De todos modos, hay que tener cuidado con ser temerario dependiendo las aguas en las que estemos practicando windsurf, ya que las velocidades y alturas que se pueden llegar , pueden ser peligrosas.
Luz González
@luzvanessago
Para: www.meencantalaplaya.com